Toda persona debe tomar conciencia de su tiempo libre. No nos debe ser
indiferente hacer una cosa u otra, podemos pasar el tiempo libre con sentido o sin
él. Un comportamiento de tiempo libre tiene sentido cuando constituye o logra
valores en sí mismos. Por lo tanto interesa tomar conciencia que lo importante del
deporte no son los récords; que un viaje no es mejor por una mayor distancia; ni
una colección es más importante por el número de objetos caros que incluya; ni un
espectáculo es mejor por el número de espectadores.
Cuando vivamos la importancia de la alegría, del gozo interior, del placer de la
contemplación, del gusto de lo sencillo y de tantas cosas similares, muchas veces
tan lejanas a su valor monetario, comprenderemos y viviremos el tiempo libre con
sentido. Este, precisamente, debe ser uno de los objetivos prioritarios en la formación de
nuestros hijos: arrancar de los niños la posible mentalidad económica y materialista,
propia del mundo moderno y devolverlos a una actitud más espiritual, en la cual
sean capaces de gozar de los juegos y de las aficiones auténticas lejos de la
competitividad y de las consideraciones económicas en que nos debemos mover
diariamente.
El tiempo libre puede y debe actuar corno compensación y equilibrio frente a las
insuficiencias, fracasos y debilidades a que estarnos sometidos en la vida ordinaria.
Y esta función compensadora ha de buscarse de un modo positivo, haciendo que el
sujeto se sienta feliz practicando aquello que realmente le gusta. La educación para
el tiempo libre creará situaciones donde sea posible tanto la acción como la
contemplación. Situaciones que posibiliten la autodeterminación y el autodesarrollo,
para que las cosas tengan sentido y el educando ejercite un mundo de valores y de
libertad.
1) LA PEDAGOGÍA DEL TIEMPO LIBRE
Como padres de familia debemos tener en cuenta la necesidad y la importancia que
tiene cada persona, en particular, nuestros hijos para ser educados en la utilización
del tiempo libre.
Partiendo de la necesidad de una educación para el tiempo libre y antes de hablar
de su posibilidad, nos interesa recordar alguna de las dificultades que inciden en
esta tarea:
1) EL DIRIGISMO: Impuesto por la manipulación cada vez mayor que la sociedad
está ejerciendo en el tiempo libre, el hacer algo por sí mismo está abriendo paso al
dejarse hacer. La educación del tiempo ljbre ha de crear un ambiente de libertad e
independencia, siempre de acuerdo con la edad del educando. Los padres no
deben regular y ordenar los juegos que vienen después del estudio ya que un exceso
de dirigismo ocasiona la falta de independencia, la pérdida de la espontaneidad y
originalidad e impide la autonomía.
2) EL UTILITARISMO: Según una concepción utilitaria, las actividades del tiempo
libre han de ser algo práctico y aprovechable desde algún punto de vista. La función
como padres, debe ser desarrollar una mentalidad más abierta, hacer ver la
importancia de lo lúdico, la plenitud de lo artístico, la vivencia de lo bello y en
definitiva, la felicidad que puede sentir el hombre ante un bienestar desinteresado.
3) LA EXCESIVA PLANIFICACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL TIEMPO LIBRE: En la
actualidad hay muchas industrias y organizaciones que nos planifican nuestro tiempo libre o el tiempo libre de los niños. Es evidente que un tiempo libre, así
planeado se aleja de la intimidad, de la espontaneidad y de la visión personal.
4) LA PROGRESIVA DISMINUCIÓN DEL TIEMPO LIBRE: Los desplazamientos. Las
actividades especiales y las organizaciones están reduciendo cada vez más la esfera
del tiempo privado o espontáneo. Unido a ello la fabricación de un mayor número
de medios técnicos para llenar el tiempo libre, hace que el individuo cada vez sea
más dependiente y al mismo tiempo, más propicio al aburrimiento.
Para contrarrestar estas amenazas se debe desarrollar en el individuo un autocontrol
crítico que le ayude a evitarlas y superarlas. Pero el empleo de un modo autónomo
y racional del tiempo libre no viene dado de antemano ni aparece automáticamente
si no se cultiva, sin embargo no debemos olvidar que la orientación que le demos a
nuestros hijos referente al tiempo libre debe ser de servicio, de guía, de apoyo y
sobre todo de vigilancia del mutuo respeto.
Tengamos presente que una buena forma de influir en el tiempo libre de nuestros
hijos es:
Actuando siempre como estímulo: despertando interés, dando ánimo, ofreciendo
posibilidades, motivando las distintas formas.
Facilitándoles y haciendo accesible los lugares y presupuestos necesarios para la
práctica de determinadas actividades: bibliotecas, talleres, lugares para
espectáculos, juegos, deportes o hobbies.
Permitirle la ejercitación práctica y voluntaria sobre distintos tipos de hobbies y
actividades propias del ocio, proporcionándoles información sobre reglas de juego,
modelos de trabajos prácticos, impedimentos, indicaciones bibliográficas o ayuda
de cualquier género.
Como familia no debemos perder de vista estos puntos porque como hemos visto es
de gran importancia que el niño logre transformar su tiempo libre en tiempo ocioso,
en el primitivo sentido de la palabra, buscando siempre que sepa emplear con
sentido su tiempo libre.